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Thursday, 12 April 2018

ABRIENDO PUERTAS




¿Te vas a Polonia...? Pero eso está muy lejos y hace mucho frío”, “¿8 meses tú solo?”, “¿Te vas de voluntario a trabajar gratis?”. Estas son algunas de las preguntas que me hicieron cuando comunicaba a familia y amigxs que me venía a Polonia como voluntario durante los próximos 8 meses.
Era febrero, billete comprado, contrato firmado y sin espacio en la maleta para miedos, arrepentimientos ni vuelta atrás. La aventura empezaba.
Mi nombre es Matías, y soy de Salvaterra de Miño (Pontevedra), Galicia. Tengo 25 años y soy graduado en Ciencias Ambientales con un Máster en Gestión del Desarrollo Sostenible en la Universidad de Vigo. Este año, por casualidades de la vida, he tenido la oportunidad de participar como voluntario de la Unión Europea (Erasmus+) en un proyecto sobre ecología y medio ambiente.
Recibí un correo de la Asociación Sustinea ofertando una vacante para un voluntariado en Polonia. El siguiente paso era leer el info-pack adjunto sobre el proyecto titulado “The Door to Europe level 2” y sobre la Fundación Camposfera (https://www.facebook.com/fundacjacamposfera/) , en la que podría pasar mis siguientes 8 meses. Dicha Fundación tiene una de las particularidades o servicios que me despertaron interés hace un tiempo: la educación ambiental basada en la sostenibilidad. Era el momento y la señal, por lo que decidí mandar mi CV y carta de motivación. A continuación vino todo rodado; las entrevistas con la fundación polaca, la reunión previa con Sustinea, la firma del convenio entre asociaciones, etc. Cuando me di cuenta ya era momento de disfrutar de esta nueva aventura, todo demasiado rápido, tan rápido que ya pasó un mes desde que aterricé en el aeropuerto de Cracovia.
Esta experiencia es compartida con mi nueva familia; Celal, que viene desde Turquía; Carlo, que procede de Italia; y Kasia, que es nuestra mentora y la encargada de indicarnos las tareas y trabajos a realizar. Todos nosotros relacionados con el ámbito de la ecología, medio ambiente y cambio climático.
Uno de los principales pilares de este proyecto y de Camposfera es la educación no formal vinculada con el medio ambiente, es decir, realizar diversas actividades, talleres y eventos para difundir la práctica de una vida más sostenible y responsable con nuestro entorno. Además, el otro objetivo de este proyecto es el empleo y expansión de la permacultura; una nueva lectura de la relación entre medio ambiente y el ser humano, en donde ambas partes salen beneficiadas.



 


 

Camposfera está en Klimontów, un pequeño pueblo polaco de 400 habitantes que se encuentra a unos 65 km al Norte de Cracovia. Klimontów está muy bien comunicado, ya que cuenta con una estación de tren que comunica directamente con la estación central de Cracovia (1 hora aprox.) y con otras ciudades como Kielce (1 hora aprox.).
Algunas de las actividades que hemos llevado a cabo durante este mes fueron: la plantación de verduras de temporada (tomates, lechugas, rábanos, pimientos, etc.) en pequeñas macetas para su posterior traslado a la huerta exterior; preparación del terreno para su posterior abonado y cultivo; actividades y juegos para los/as niños/as; preparación de las actividades y charlas que se realizarán en los colegios de la zona, etc.





Mi primer mes como voluntario
Nada más llegar a Polonia y bajarme del avión, la primera pregunta que me hice fue: “¿Qué hago yo aquí con el frío que hace?” Era 2 de marzo, el paisaje estaba cubierto de nieve y aterrizaba con varias capas de ropa con miedo a que no fuesen suficientes. Con el paso de los días mi opinión fue cambiando, ya que en el fondo no se estaba tan mal si te preparabas para salir a la calle. Al final solo me quedaba una opción: disfrutar del paisaje.



La siguiente tarea era conocer mi nueva casa, una antigua escuela rural que fue abierta de nuevo hace unos años para llevar a cabo dichas actividades de sensibilización ambiental. El edificio cuenta con 3 plantas (dos de ellas son de la antigua escuela con grandes dormitorios para compartir, y una tercera que es la vivienda actual de los voluntarios). Además, tenemos un gran jardín alrededor de la escuela que se emplea para huerta, juegos con otros voluntarios y niños, actividades de ocio, etc., y todo ello protegido por nuestra mascota, Perun.



Ser voluntario no implica que siempre tengamos que estar trabajando en la escuela, de hecho tenemos un horario bastante flexible y con mucho tiempo libre. Por eso, una de las cosas que tenía claras desde el principio era que si finalmente me aceptaban como voluntario en Polonia tenía que aprovechar la ubicación de este país para poder conocerlo e incluso ir a los países vecinos. 





Un abrazo fuerte desde Polonia,
Do widzenia!


Matías.

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