“¿Te vas a Polonia...? Pero eso está muy lejos y hace mucho frío”, “¿8 meses tú solo?”, “¿Te vas de voluntario a trabajar gratis?”. Estas son algunas de las preguntas que me hicieron cuando comunicaba a familia y amigxs que me venía a Polonia como voluntario durante los próximos 8 meses.
Era
febrero, billete comprado, contrato firmado y sin espacio en la
maleta para miedos, arrepentimientos ni vuelta atrás. La aventura
empezaba.
Mi
nombre es Matías,
y soy de Salvaterra de Miño (Pontevedra), Galicia. Tengo 25 años y
soy graduado en Ciencias Ambientales con un Máster en Gestión del
Desarrollo Sostenible en la Universidad de Vigo. Este año, por
casualidades de la vida, he tenido la oportunidad de participar como
voluntario de la Unión Europea (Erasmus+) en un proyecto sobre
ecología y medio ambiente.
Recibí
un correo de la Asociación
Sustinea
ofertando una vacante para un voluntariado en Polonia. El siguiente
paso era leer el info-pack adjunto sobre el proyecto titulado “The
Door to Europe level 2”
y sobre la Fundación
Camposfera (https://www.facebook.com/fundacjacamposfera/)
,
en la que podría pasar mis siguientes 8 meses. Dicha Fundación
tiene una de las particularidades o servicios que me despertaron
interés hace un tiempo: la educación
ambiental
basada en la sostenibilidad. Era el momento y la señal, por lo que
decidí mandar mi CV y carta de motivación. A continuación vino
todo rodado; las entrevistas con la fundación polaca, la reunión
previa con Sustinea, la firma del convenio entre asociaciones, etc.
Cuando me di cuenta ya era momento de disfrutar de esta nueva
aventura, todo demasiado rápido, tan rápido que ya pasó un mes
desde que aterricé en el aeropuerto de Cracovia.
Esta
experiencia es compartida con mi nueva familia; Celal, que viene
desde Turquía; Carlo, que procede de Italia; y Kasia, que es nuestra
mentora y la encargada de indicarnos las tareas y trabajos a
realizar. Todos nosotros relacionados con el ámbito de la ecología,
medio ambiente y cambio climático.
Uno
de los principales pilares de este proyecto y de Camposfera es la
educación no formal vinculada con el medio ambiente, es decir,
realizar diversas actividades, talleres y eventos para difundir la
práctica de una vida más sostenible y responsable con nuestro
entorno. Además, el otro objetivo de este proyecto es el empleo y
expansión de la permacultura;
una nueva lectura de la relación entre medio ambiente y el ser
humano, en donde ambas partes salen beneficiadas.
Camposfera
está en Klimontów, un pequeño pueblo polaco de 400 habitantes que
se encuentra a unos 65 km al Norte de Cracovia. Klimontów está muy
bien comunicado, ya que cuenta con una estación de tren que comunica
directamente con la estación central de Cracovia (1 hora aprox.) y
con otras ciudades como Kielce (1 hora aprox.).
Algunas
de las actividades que hemos llevado a cabo durante este mes fueron:
la plantación de verduras de temporada (tomates, lechugas, rábanos,
pimientos, etc.) en pequeñas macetas para su posterior traslado a la
huerta exterior; preparación del terreno para su posterior abonado y
cultivo; actividades y juegos para los/as niños/as; preparación de
las actividades y charlas que se realizarán en los colegios de la
zona, etc.
Mi
primer mes como voluntario
Nada
más llegar a Polonia y bajarme del avión, la primera pregunta que
me hice fue: “¿Qué hago yo aquí con el frío que hace?” Era 2
de marzo, el paisaje estaba cubierto de nieve y aterrizaba con varias
capas de ropa con miedo a que no fuesen suficientes. Con el paso de
los días mi opinión fue cambiando, ya que en el fondo no se estaba
tan mal si te preparabas para salir a la calle. Al final solo me
quedaba una opción: disfrutar del paisaje.
La siguiente tarea era conocer mi nueva casa, una antigua escuela rural que fue abierta de nuevo hace unos años para llevar a cabo dichas actividades de sensibilización ambiental. El edificio cuenta con 3 plantas (dos de ellas son de la antigua escuela con grandes dormitorios para compartir, y una tercera que es la vivienda actual de los voluntarios). Además, tenemos un gran jardín alrededor de la escuela que se emplea para huerta, juegos con otros voluntarios y niños, actividades de ocio, etc., y todo ello protegido por nuestra mascota, Perun.
Ser
voluntario no implica que siempre tengamos que estar trabajando en la
escuela, de hecho tenemos un horario bastante flexible y con mucho
tiempo libre. Por eso, una de las cosas que tenía claras desde el
principio era que si finalmente me aceptaban como voluntario en
Polonia tenía que aprovechar la ubicación de este país para poder
conocerlo e incluso ir a los países vecinos.
Un
abrazo fuerte desde Polonia,
Do
widzenia!
Matías.
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